Tras una semana de desesperación e incansable búsqueda, los familiares de María Graciela Luna, junto a la Policía, encontraron ayer por la mañana el cuerpo de la joven en una casa en construcción que el matrimonio tenía en la localidad de Ohuanta, departamento Lules. El viernes 17 de abril, la peluquera, de 36 años, había ido al médico por un problema de mareos que padecía, pero nunca volvió a casa.

Al ver la desoladora escena, Esteban Federico Nieva, marido de Graciela, se descompensó al ver a la mujer y comenzó a convulsionar; los médicos debieron asistirlo para reanimar al hombre que encabezó la búsqueda. “Se dijeron cosas horribles sobre él, no podemos entender que la gente pueda hablar estas cosas sin conocer. Cuando Esteban vio el cuerpo empezó a convulsionar, mirá si se nos iba ahí”, describió Viviana González, una amiga de la familia.

La allegada, que solicitó el servicio de una psicóloga, se dirigía a acompañar a los hijos de Graciela, que hasta ese momento desconocían la noticia. “¿Cómo se lo decimos a los chicos? Esteban se siente culpable por todo lo que tuvo que mentirles a sus hijos. Veníamos en el auto y les decía que cuando la encontráramos, por pícara, le iban a pedir que les cocine algo rico”, recordó, antes de que su voz comenzara a quebrarse. “Llegamos y la puerta estaba abierta, teníamos esperanza realmente. Su marido entró y se encontró con un marco impensado”, completó.

En la escena trabajó personal de la Fiscalía a cargo de Mariana Rivadeneira. A su vez, estuvieron afectados policías de la División Homicidios, a cargo de Christian Peralta, la División Trata de Personas dirigida por Julio Fernández y el jefe zonal Juan Chávez.

“Lo único que nos decía era que estaba cansada de los dolores y que en los estudios no le encontraban nada. Pero si ella estaba mal anímicamente, se lo guardó”, reconoció González.

En una habitación se encontró una gran cantidad de blisters de medicamentos antidepresivos, junto a una carta que será examinada por la Justicia en los próximos días. El cuerpo, tras el peritaje, fue entregado a los familiares, que decidieron que Graciela sea enterrada en La Ramada, de donde proviene su familia.

Juan Carlos Luna, hermano de la peluquera, seguía conmocionado pero aceptó hablar. “Todo indica que María lo hizo por propia voluntad y que dejó una carta. Ese mismo día ella habló conmigo para decirme que se iba al médico porque no aguantaba más los dolores, pero jamás esperé esto. Creí hasta el final que me iba a llamar de nuevo diciendo: ‘Juan ya estoy en casa, he vuelto’”, develó.

“Ella daba su vida por sus hijos, en Semana Santa lo tuvo internado al más chico y nunca lo abandonó, por eso descartamos que pudiera haberse ido. La verdad, pensábamos que se trataba de un secuestro”, contó el joven, quien no podía evitar llorar al hablar durante el devastador momento. Tras una pausa, concluyó: “no entiendo por qué hizo esto, no entiendo. Pero le pido a Dios que ahora pueda descansar en paz”.

César Barrionuevo, abogado de la Fundación María de los Ángeles, explicó que a la mañana, la familia descubrió que faltaba la llave de la vivienda que estaban construyendo, por lo que la Policía, junto con un familiar, fueron a revisar el lugar. “La familia aportó toda la información referida a la joven. En ningún momento denotaron que ella hubiera estado atravesando un mal momento psicológico”, explicó el letrado, que también aseguró que desde la institución se brindó a la familia el apoyo de profesionales de distintas áreas. “Todo indica que el hecho sucedió al poco tiempo de su desaparición. Tanto el marido como los chicos están muy shockeados; desde la Fundación los vamos a acompañar psicológicamente y brindarles contención”, enfatizó.